
Mis átomos respiran
cuanto monóxido urbano
se encuentre atento,
esperando sin aletear
en cualquier esquina
de la ciudad salvaje.
Percibo el aire, enviciado,
casi líquido y carnal
que invade impávido
lo aún sin daño
y si algo puro queda
todavía, también.
Ya vencidos
rolamos entregados
al destino impúdico,
desvergonzadamente obsceno
de la gangrena cívica
que nos mancha negra.
Con voluntad indigna
de basuras muertas
yazco frente a los ojos
que nada juzgan
y todo compran
a cuotas vencidas.
Mi renuncia tardía
a lo procaz e innoble
antes que me vendan,
o que cambie un beso
de aquellos que un día di,
por un disfraz alquilado.
cuanto monóxido urbano
se encuentre atento,
esperando sin aletear
en cualquier esquina
de la ciudad salvaje.
Percibo el aire, enviciado,
casi líquido y carnal
que invade impávido
lo aún sin daño
y si algo puro queda
todavía, también.
Ya vencidos
rolamos entregados
al destino impúdico,
desvergonzadamente obsceno
de la gangrena cívica
que nos mancha negra.
Con voluntad indigna
de basuras muertas
yazco frente a los ojos
que nada juzgan
y todo compran
a cuotas vencidas.
Mi renuncia tardía
a lo procaz e innoble
antes que me vendan,
o que cambie un beso
de aquellos que un día di,
por un disfraz alquilado.
3 comentarios:
me gusta mucho tu poesía Claudio
me quedé con este porque fue el ultimo que leí.
saludos
Tengo un hondo presentimiento
que hace mi pecho temblar
los labios me muerdo
por el entusiasmo al imaginar
que la boca que yo recuerdo
volveré pronto a besar
Se romperá en mil pedazos
de ser, mi cuerpo de cristal;
imagino el eterno abrazo,
pero no adivino el final.
El final, si alguien lo sabe
ese ha de ser el destino
que con pasión y sin tino
nos sorprende en cada esquina
cada rosa tiene espina
la boca es beso y es vino.
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